2020
ISSN: 2619-4287 / e-ISSN 2619-4147
https://doi.org/10.28970/hh.2020.2.a4

Artículo de Investigación

Vol 3 nº 2



Análisis comparativo de la estructura temporal en casos de depresión y esquizofrenia


Comparative analysis of the temporal structure in cases of depression and schizophrenia

Santiago Flórez Sánchez1



Recibido: 01/06/2021   Aprobado: 21/07/2021



Como citar:
Flórez Sánchez, S. (2020). Análisis comparativo de la estructura temporal en casos de depresión y esquizofrenia. Humanitas Hodie. 3(2). H32a4. https://doi.org/10.28970/hh.2020.2.a4


Resumen



A partir del marco teórico de la fenomenología husserliana —afín al reciente enfoque dimensional de clasificación psicopatológica—, este escrito propone un análisis comparativo de la depresión y la esquizofrenia. Tras desarrollar algunas ideas básicas de Husserl (1973) sobre la descripción fenomenológica de la consciencia temporal, se profundiza en cómo estas bases teóricas pueden fundar una concepción de las mencionadas enfermedades mentales. En este sentido, se apela principalmente a Fuchs (2001, 2005, 2007, 2013) y Ratcliffe (2012), quienes consideran que una anomalía en la experiencia de posibilidad (entrañada en la consciencia temporal) daría la clave para precisar tanto la experiencia depresiva como la esquizofrénica. El resultado de este análisis comparativo señala que la diferencia entre las psicopatologías en cuestión recae sobre el carácter de la anomalía de la experiencia de posibilidad: mientras la depresión apunta a una reducción de experiencias de posibilidad práctica, la esquizofrenia refiere a una fragmentación de la consciencia temporal debido a una disfunción protensional.

Palabras clave: consciencia temporal, depresión, enfoque dimensional, esquizofrenia, experiencia de posibilidad, fenomenología, psicopatología.



Abstract



Based on the Husserlian phenomenology theoretical framework —in line with the recent dimensional approach of psychopathological classification—this paper proposes a comparative analysis of depression and schizophrenia. After analyzing some of Husserl’s (1973) basic ideas on the phenomenological description of temporal consciousness, this paper addresses how these theoretical bases can create a conception of the aforementioned mental diseases. Therefore, we mainly appeal to Fuchs (2001, 2005, 2007, 2013) and Ratcliffe (2012), who consider that an anomaly in the experience of possibility (embedded in temporal consciousness) would provide the key to pinpoint both depressive and schizophrenic experience. The result of this comparative analysis points out that the difference between these two psychopathologies lies in the nature of the anomaly of the experience of possibility: while depression points to a reduction of experiences of practical possibility, schizophrenia refers to a fragmentation of temporal consciousness due to a protensional dysfunction.

Keywords: Temporal consciousness, depression, dimensional approach, schizophrenia, possibility experience, phenomenology, psychopathology



Introducción
Desarrollo
Conclusiones
Referencias


Introducción



En las últimas décadas, el método fenomenológico —fundado por las investigaciones de Husserl— ha ganado popularidad al analizar enfermedades mentales. La influencia fenomenológica en algunos casos deviene una crítica al modelo de clasificación psicopatológica establecido. El contexto es un debate contemporáneo entre dos propuestas de clasificación: el clásico enfoque categorial —condensado en el dsm— y el reciente enfoque dimensional —patente en el RDoC—. En términos generales, se discute si las enfermedades mentales deben ser catalogadas de acuerdo con listas de síntomas compiladas estadísticamente o deben apelar a dimensiones de la conciencia humana (sin categorías psicopatológicas preestablecidas)2 . Aunque las particularidades del debate no son importantes aquí, debe resaltarse que, como se verá, el siguiente análisis: (i) está orientado fundamentalmente a la experiencia del sujeto, es decir, en primera persona; (ii) parte de una concepción (husserliana) de dimensiones (perceptual, motriz, afectiva, intersubjetiva) de la conciencia humana, y (iii) se propone situar dos experiencias patológicas (depresión y esquizofrenia) en dicho marco fenomenológico.

Ahora bien, dentro de una concepción de la conciencia inspirada en Husserl, la idea de síntesis pasiva es central. Una síntesis pasiva puede describirse como una operación prerreflexiva de la conciencia orientada a establecer un acceso significativo al mundo. Pero, entre las distintas síntesis pasivas, la más básica es la síntesis temporal: “Time-consciousness is the original seat of the constitution of the unity of identity in general” (Husserl, §16). La síntesis temporal es la condición de posibilidad primordial de la experiencia con sentido. Por consiguiente, cobran especial importancia los testimonios que describen la depresión como una experiencia ralentizada del tiempo o la esquizofrenia como una experiencia fragmentada del tiempo. “Mental illnesses not only interrupt the continuity of normal life. They can also be accompanied by a radical change in subjective temporality, even to the point of a fragmentation of the experience of the self in time” (Fuchs, 2013, p. 76). En este sentido, el presente análisis comparativo de la depresión y la esquizofrenia está dirigido específicamente a distinguir estas patologías según el tipo de perturbación que suponen en la experiencia temporal.

Para este propósito, se tendrán en cuenta principalmente las propuestas de Thomas Fuchs y de Matthew Ratcliffe en torno a las psicopatologías mencionadas. Primero, se expondrá el marco conceptual a partir del cual se explica la experiencia temporal y cómo esta marca fundamentalmente toda experiencia. Después, se abordará la experiencia depresiva de tiempo ralentizado. En este caso, se destacará el rol de la estructura protensional de posibilidades como origen de la experiencia temporal alterada. Luego, se tratará la experiencia esquizofrénica de tiempo fragmentado. Aquí, la experiencia se entenderá como el reflejo de una protensión afectada que deriva en una “explicación patológica” (Fuchs, 2005, p. 101). Por último, se ofrecerá una síntesis de la comparación de estas patologías en términos del tipo de afectación que presentan en sus respectivas experiencias temporales.



La estructura básica de la concienci


Para empezar, se expondrá la estructura de la experiencia del tiempo de acuerdo con la tripartición husserliana entre funciones retencionales, presentacionales y protensionales. Sobre esto se desarrollará una descripción de la experiencia perceptual que apela a tres “dinámicas” de la conciencia: tendencia, obstrucción (modalización) y explicación. Como se verá, esta estructura temporal (inicialmente vista en la experiencia perceptual) podrá extrapolarse a las otras dimensiones de la conciencia.

En principio, debe señalarse a qué refiere cada función de la mencionada tripartición. En breve, mientras la presentación remite a la impresión actual instantánea —como una fotografía (estática) del ahora de la experiencia—, la retención se orienta hacia el “pasado” y la protensión, hacia el “futuro”. Por un lado, se retiene lo apenas experienciado; por el otro lado, se proyecta lo que se espera experienciar, como una anticipación indeterminada. Es en virtud de la coordinación de estas funciones que se da sentido a la mera sucesión de momentos de la conciencia, es decir, que se tiene una experiencia temporal (Fuchs, 2013, p. 77). “The result of temporal constitution is only a universal form of order of succession and a form of coexistence of all immanent data” (Husserl, §16).

Sin embargo, la estructura (formal) temporal puede entenderse mejor en su íntima relación con la asociación. La asociación va a ser lo que “encadena” los contenidos dentro de dicha forma. Los contenidos de la experiencia se asocian de acuerdo con su homogeneidad o heterogeneidad y sin estos vínculos asociativos la estructura temporal no podría formar una experiencia continua. “It is the phenomenon of associative genesis which dominates this sphere of passive pregivenness, established on the basis of syntheses of internal time-consciousness” (Husserl, §16). A modo de ejemplo, la experiencia visual del cielo —a este nivel descrita fundamentalmente en términos de colores— es una experiencia de una misma “cosa” (prolongada en el tiempo) porque las configuraciones sucesivas de colores —que varían según la iluminación general y la ubicación en el campo visual— están asociadas entre sí en virtud de su similitud. Sin la asociación, no solo toda experiencia mostraría pura multiplicidad sinsentido, sino que la experiencia retenida sería siempre distinta de la experiencia presente y estas, de la experiencia anticipada.

Una vez explicitadas estas condiciones de posibilidad de una experiencia continua, cabe mencionar que dicha experiencia supone ya una “distinción” entre el sujeto y el mundo. Como dos caras de una misma moneda, la sucesión de momentos de la conciencia, por un lado, y de sus contenidos correspondientes, por el otro, presentan —dada la estructura temporal y los vínculos asociativos— la unidad de lo que aparece distinta de la unidad del acto intencional del sujeto. A partir de esto, se puede pasar a la exposición de lo que comúnmente se denomina atención, y que Husserl describe como una tendencia:

In general, attention is a tending of the ego toward an intentional object, toward a unity which “appears” continually in the change of the modes of its givenness and which belongs to the essential structure of a specific act of the ego […]. (§18)

La tendencia se entiende como una aproximación del sujeto consciente hacia su objeto de conciencia, con el propósito de aprehenderlo de maneras diferentes. El sujeto tiene entonces un rol activo y en este sentido es que Husserl considera la receptividad como el nivel más básico de la actividad de la conciencia (§17). Es importante resaltar dos puntos cruciales: primero, que la actividad inherente a la tendencia (perceptual) está claramente asentada en el cuerpo del sujeto; y, segundo, que la tendencia va acompañada de interés. Al atender a un objeto, la experiencia perceptual incluye una particular cinestesia, que puede ir desde mover las pupilas o la cabeza para seguir el objeto —en una experiencia visual— hasta mover todo el cuerpo para girar en torno al objeto (§19)3 . El interés, en cambio, puede entenderse como lo que motiva la tendencia: el interés en un objeto lleva al sujeto a “aproximarse”, para ampliar y profundizar en su percepción de este. Sin embargo, para evitar confusión, es necesario aclarar que no se trata de una motivación que lleve al sujeto a decidir (reflexivamente) que debe atender al objeto. Puesto que se está tratando el nivel pre-predicativo de la conciencia, tendencia e interés están “fundidos” en la misma experiencia: la tendencia es ya la expresión del interés; el interés no es independiente, sino que se expresa únicamente en la tendencia. En palabras de Husserl: “[the tendency] is not only a progressive having-consciousness-of but a striving toward a new consciousness in the form of an interest in the enrichment of the ‘self’ of the object” (§19)4 .

Por su parte, la modalización es una obstrucción particular de la tendencia. Cuando la tendencia no es obstruida, la exploración del objeto de percepción continúa hasta que el interés —y con este la tendencia misma— se acaba. Otro caso sería el de un objeto que desaparece rápidamente (por ejemplo, una estrella fugaz) y obstruye el desarrollo de la tendencia. Pero es fundamental precisar que, mientras la tendencia no está siendo obstruida, la conciencia perceptual es del objeto como existente: “[w]e can say that with this tendency is awakened an interest in the object of perception as existent […]. The consciousness of its existence is here a belief in act” (§19, énfasis agregados). Así, la modalización es el tipo de obstrucción de la tendencia que tiene lugar cuando se modifica el sentido de certeza, esto es, el sentido del objeto como existente (§21).

Considérese dos casos de modalización (negación y duda) en su relación con la protensión. Por un lado, está el caso de una expectativa negada por la experiencia inmediatamente siguiente. Por el otro lado, está el caso de la experiencia de duda: una experiencia ambigua en la que no se está seguro de cuál posibilidad se está experienciando —y, por ende, tampoco de qué esperar—. A la base de estas descripciones aparece constantemente la experiencia de posibilidad, relativa a la función protensional. El sentido de negación requiere una expectativa (experienciada como posible), pero además un marco más abarcador de posibilidades —que incluya incluso la experiencia que niega la expectativa—. No es como si el sujeto quedara absorto sin poder darle sentido a su experiencia, sino que, más allá de la sorpresa, la experiencia que contradijo su expectativa también era posible. De la misma manera, el sentido de duda se funda en las experiencias sobrepuestas de dos posibilidades enfrentadas.

Cabe resaltar, entonces, tres aspectos fundamentales de la experiencia de posibilidad. Primero, la experiencia de posibilidad está íntimamente ligada a la función protensional: se instancia, por ejemplo, en las expectativas. Segundo, la experiencia de posibilidad se presenta como pura indeterminación, de modo que supone un marco amplio de posibilidades —si bien admite grados de indeterminación dentro del marco—. Tercero, la experiencia de posibilidad se presenta con sentido de certeza, aunque siempre certeza de la indeterminación: al ver un objeto se genera una expectativa sobre el lado no-visto y se le da sentido a ese lado como existente pero indeterminado. Husserl aclara: “we are not to think here of logical concepts of generalizing or classifying generalities but simply of this foremeaning of perception, such as it is present in perception with its mode of consciousness: that of indeterminateness” (§21).

Finalmente, la última dinámica de la conciencia a considerar es la explicación. Esta puede entenderse como el resultado de la tendencia —más allá de sus obstrucciones—. Considérese un estado contemplativo previo al desarrollo de la tendencia: el sujeto puede percibir el objeto simplemente como una unidad —sin “querer” aprehenderlo más profundamente—. No obstante, cuando se activa la tendencia, se entra en un proceso de explicación (determinación) del objeto. En este sentido, la explicación es justamente el propósito de la tendencia perceptual: el enriquecimiento del objeto de conciencia según las propiedades que se le atribuyen a través de la disposición del sujeto a aprehenderlo de distintas maneras (§22 y ss.)5 . En consecuencia, en la explicación culmina la dimensión perceptual de la conciencia.

Ahora, es necesario expandir esta descripción a otras dimensiones de la conciencia. En la dimensión perceptual, Fuchs reconoce que el sentido de la experiencia tiene una “estructura-como”: la afección (corporal) es experienciada como el objeto percibido. Empero, las dimensiones afectiva e intersubjetiva involucran más esencialmente una “estructura-como-si”, a saber, fundada en proyecciones (experiencias de posibilidad). En la afectividad, el sujeto claramente experiencia sus emociones por medio de su cuerpo, pero a la vez puede experienciar emociones a partir de una proyección: por ejemplo, por empatía, como si fuera otra persona o estuviera en otra situación. Esto ya deja ver su íntima relación con la intersubjetividad. En esta última, la estructura-como-si se hace más notoria. Según Fuchs: “By tacitly imitating the mother’s expression, voice, and movements, the baby gradually learns to feel what she feels. By this implicit learning, the infant’s body gradually becomes a medium for empathy and the nonverbal understanding of others” (2005, p. 98). El punto es que la estructura del sentido de las experiencias intersubjetivas —generalmente ligadas también a experiencias de emociones— remite a proyecciones del sujeto respecto a otros, como si a través de un proceso interno de “imitación” se diera sentido a las emociones e intenciones de los demás. Con esto no se dice que en la percepción no tienen lugar proyecciones, pues la anticipación protensional ciertamente es un tipo de proyección. Pero, a diferencia de la percepción, el sentido de la experiencia intersubjetiva reside justamente en las proyecciones.

En síntesis, la estructura temporal, que permea toda experiencia, se mostró a través de las dinámicas de la conciencia en la percepción: tendencia, obstrucción (modalización) y explicación. Sobre esta descripción caerá directamente la caracterización de las psicopatologías en su dimensión perceptual. Sin embargo, gran parte de esta descripción aplica también a otras dimensiones de la conciencia. Entre los elementos de la descripción, cabe resaltar la importancia de la experiencia de posibilidad —en su vínculo con la función protensional— para la siguiente exposición en torno al trastorno depresivo.



La depresión y la experiencia de posibilidad

Para abordar el trastorno depresivo y explicar su correspondiente experiencia ralentizada del tiempo, la clave está en la experiencia de posibilidad. Se partirá de la explicación que desarrolla Fuchs (2001, 2005, 2013), para después confrontarla con la postura de Ratcliffe (2012). Por medio de estas dos propuestas explicativas, se llegará a la caracterización de la depresión como una experiencia de “cierre” de las posibilidades. Finalmente, se mostrará que tal carencia de posibilidades está fundada en una anomalía al nivel de la síntesis temporal, con lo cual se explica la alteración (ralentización) de la experiencia del tiempo.

La caracterización que hace Fuchs de la depresión se puede resumir en dos puntos centrales: la desincronización y el posterior trastorno conativo (2013, p. 95). Por un lado, Fuchs señala que los casos de depresión empiezan con una desincronización del sujeto con respecto al mundo y a los demás: “A complete desynchronization between individual and environment is characteristic of melancholic depression. It ensues when coping with major change fails, es decir. individual resynchronization mechanisms do not succeed, but break down” (2001, p. 182). A diferencia de los demás, el depresivo no logra (re)acoplarse a los ciclos biológicos y sociales que marcan la regularidad en su vida y en su relación con los demás: no duerme, evita compromisos sociales, etc. Por otro lado, la dimensión conativa se ve afectada: el sujeto ya no se esfuerza por buscar satisfacción; el apetito y la libido, por ejemplo, se reducen o se pierden completamente. Pero, en general, el sujeto no se orienta al futuro: “As a result, the patient’s imagination, the sense of the posible, fails to generate future goals and plans, leaving the self confined to the present state of pure bodily restriction” (Fuchs, 2005, p. 99, énfasis agregado). De esta manera, se explica que la depresión suponga una experiencia ralentizada del tiempo, pues la desincronización completa —es decir, la falta de resincronización— mantiene al sujeto por fuera de los ciclos regulares que dan a la experiencia el sentido de estar dirigida hacia lo siguiente, y, como resultado, la conciencia deja de orientarse intencionalmente hacia el futuro (trastorno conativo). En últimas, el sujeto termina viviendo un ahora perpetuo, en el que nada cambia.

Por su parte, el artículo de Ratcliffe discute la postura de Fuchs, primero, al introducir distinciones adicionales que —según argumenta— le permiten tipificar diferentes casos de depresión. Pero, en términos más generales, Ratcliffe se compromete con que la depresión debe entenderse como una perturbación de la síntesis temporal7 : “Passive synthesis does not become unstructured in depression, in the way that Fuchs suggests it does in schizophrenia. However, something is absent from its structure” (p. 121). Según él, el trastorno conativo que postula Fuchs debe encontrar su fundamento en una anomalía de la mencionada síntesis pasiva. En su argumento, Ratcliffe vincula la significancia práctica con el sentido de la experiencia como ofreciendo posibilidades. De esta manera, la experiencia depresiva del mundo como falto de significancia se conectaría con una falla al nivel de la síntesis pasiva, pues la experiencia se presenta carente de posibilidades. En el mismo sentido, la dimensión conativa, aunque no depende necesariamente de esto, sí está relacionada con el hecho de que la experiencia se presente como ofreciendo posibilidades. Esto explica que usualmente la carencia de posibilidades —que conlleva la pérdida de significancia práctica— se experiencie a la vez como un trastorno conativo. En breve, Ratcliffe sugiere que los casos de depresión muestran una estructura temporal de la experiencia en la que la función protensional está en algún sentido inactiva, por lo que se reduce o se pierde la experiencia de posibilidad.

De acuerdo con la anterior caracterización de la experiencia depresiva como falta de posibilidades, y dado el vínculo previamente planteado entre protensión y experiencia de posibilidad, es claro en qué sentido se puede considerar la depresión como una alteración de la síntesis temporal. Para volver sobre el marco conceptual desarrollado, las consecuencias de la deficiencia de la función protensional y, entonces, de la carencia de experiencia de posibilidad son casi globales. En la dimensión perceptual, modalizaciones como la negación —frecuentemente ligada a la experiencia afectiva de sorpresa o asombro— estaría neutralizada por la falta de expectativas. De hecho, la tendencia perceptual de la conciencia estaría de principio socavada o anulada, pues no hay interés. Para que haya tendencia —como expresión de interés— es necesario que el sujeto esté orientado protensionalmente hacia los nuevos aspectos que se interesa en aprehender. En consecuencia, deja de haber explicación; en cambio, el sujeto tiende a quedarse en el momento previo de pura contemplación: ajeno al mundo. Con respecto a las dimensiones afectiva e intersubjetiva, las consecuencias son quizá más directas, puesto que estas dimensiones dependen fundamentalmente de que el sujeto pueda proyectarse. Al disminuir o perder esta capacidad, el sujeto pierde su “resonancia emocional” y, por consiguiente, se desincroniza de los demás (Fuchs, 2001, pp. 183-184; 2005, pp. 99-100).

Para terminar, es evidente cómo el común testimonio de una experiencia ralentizada del tiempo se conecta con la falta de orientación hacia el futuro (protensión). No obstante, no debe olvidarse que este último es el punto central. La estructura temporal del depresivo (carente de protensión) supone efectos sobre las otras dos funciones que constituyen la estructura. Por un lado, dado que la experiencia presente no está dirigida hacia las posibilidades futuras, se vuelve una experiencia del tiempo como si fuera estático: “Depressive persons experience a time dilatation, es decir. they estimate given time intervals to be longer than the actual objectively measured time” (Fuchs, 2001, p. 184). Por el otro lado, dado que la experiencia no ofrece posibilidades, el pasado deja de ser algo que puede cambiarse o remediarse en el futuro. En cambio, la experiencia del pasado se vuelve una fuente de culpa o nostalgia. De esta forma, incluso testimonios aparentemente opuestos, como de una experiencia temporal acelerada —usualmente acompañada de angustia con respecto a la muerte—, pueden explicarse a partir de la carencia de experiencia de posibilidad (Ratcliffe, p. 115) como una consecuencia de la experiencia alterada del pasado.



La esquizofrenia como una explicación patológica

Por otra parte, la esquizofrenia es caracterizada por Fuchs (2005, 2007, 2013) como una experiencia temporal fragmentada. Para evidenciar cómo se entiende la fragmentación de la estructura temporal de la experiencia, se planteará inicialmente la noción de saliencia aberrante, a la que Kapur (2003) apela en su explicación de la esquizofrenia. Luego, se expondrá la crítica de Ratcliffe y Broome, para introducir la explicación de Fuchs. Al final, se mostrará la alteración de la estructura temporal en la esquizofrenia con respecto a la experiencia de posibilidad y la explicación patológica que conlleva.

Kapur pretende explicar la experiencia de etapas tempranas de esquizofrenia, para lo cual hace énfasis en la noción de saliencia aberrante. Con saliencia se hace referencia a un aspecto de la experiencia perceptual que es al mismo tiempo motivacional: como una forma básica de “querer”, un jalón motivacional que se instancia directamente en objetos o propiedades presentes en la experiencia7 . Imagínese la experiencia de finalmente encontrar las llaves tras una ardua búsqueda. La experiencia de buscar las llaves —orientada intencionalmente hacia el propósito futuro de, por ejemplo, salir de la casa— hace que el objeto se presente como saliente, es decir, que sobresalga entre los demás objetos de percepción como el objeto que se está buscando, como un objeto que motiva la acción de agarrarlo para salir de casa. A esto, Kapur suma una conexión con el nivel neurobiológico, en el que encuentra que la dopamina mesolímbica modula la relación de atracción y aversión con los objetos de conciencia. En este sentido, Kapur explica la esquizofrenia como una experiencia de saliencia aberrante —incoherente con la relación entre la conciencia y su entorno—, derivada de un desajuste del mecanismo neurobiológico relevante:

It is postulated that before experiencing psychosis, patients develop an exaggerated release of dopamine, independent of and out of synchrony with the context. This leads to the assignment of inappropriate salience and motivational significance to external and internal stimuli. At its earliest stage this induces a somewhat novel and perplexing state marked by exaggerated importance of certain percepts and ideas. (Kapur, p. 15, citado en Ratcliffe y Broome, p. 4)

No obstante, la explicación de Kapur padece de debilidades. La relación con el nivel neurobiológico reduce la experiencia a las relaciones de atracción y aversión. En consecuencia, el concepto de saliencia aberrante resume una variedad de distinciones fenomenológicas, lo cual no permite llevar el análisis hasta la estructura de la experiencia. En breve, Ratcliffe y Broome critican que más allá de nombrar el fenómeno, la idea de saliencia aberrante no aporta una explicación. Considérese el fenómeno de saliencia a la luz del marco conceptual establecido. Podría sugerirse una semejanza con la idea de interés en Husserl. Se está hablando fundamentalmente del fenómeno de ser atraído (o repelido) por un objeto (o propiedad) percibido, del interés expresado en la tendencia a continuar la percepción de algo. La tendencia, además, supone ya una orientación hacia el futuro, fundada en la función protensional de la estructura temporal. Con esto, tiene sentido que Ratcliffe y Broome relacionen la saliencia con la significancia (p. 7). Las llaves encontradas son experienciadas como salientes en virtud de su significancia, de las posibilidades prácticas que ofrecen. Por lo tanto, puesto que la significancia en la experiencia depende básicamente de la síntesis temporal, una explicación de la experiencia de saliencia aberrante debe darse en términos de la estructura temporal. En tal nivel, se tiene en cuenta el entramado de relaciones entre la experiencia presente, la retenida, la anticipada, las obstrucciones de la tendencia que se dan en estas relaciones, la experiencia de posibilidad, etc. En cambio, la descripción de la experiencia que se sigue de la explicación de Kapur solo admite los fenómenos de atracción y aversión: “Something might appear threatening, fascinating, of immediate relevance to current activities, and so forth. Categorization of stimuli as attractive or aversive will not suffice to capture the diversity” (p. 7).

De otro modo, en la explicación de la esquizofrenia que propone Fuchs pueden reconocerse dos momentos. Por un lado, hay una perturbación de la estructura temporal de la experiencia, particularmente en su función protensional. A diferencia de la depresión, en la esquizofrenia la falla de la protensión conlleva una desintegración (fragmentación) de la experiencia misma de tiempo. Cuando la estructura temporal está falta de su función protensional, el sujeto deja de anticipar la experiencia siguiente y, por ende, deja de captar la significancia que normalmente se compone a través de la relación entre retención, presentación y protensión. La experiencia del tiempo deja de ser continua. En cambio, tiene un sentido que exclusivamente pasa del presente al pasado; como si fuera solamente sentida (en tercera persona), ya no experienciada por una conciencia inmersa en el mundo8 . Sin anticipación, el sujeto pierde su sentido de agencia, pues no tiene una experiencia de la tendencia perceptual como marcada por la actualización de su cinestesia o su acción. Esto supone, por otro lado, que el sujeto se vea obligado a interpretar su experiencia activamente: “the automatic constitution of reality is dismanteled and has to be replaced by active or rational reconstruction” (Fuchs, 2007, p. 234). Esto forma la base de la que emerge la experiencia de los momentos de la propia conciencia como intromisiones de una influencia ajena. “The disintegration of the intentional arc is thus accompanied by an externalization of the fragments: impulses to move which are not anticipated and cannot be ascribed to one’s own spontaneity must necessarily be experienced as manipulations of one’s will” (Fuchs, 2013, p. 87).

Para recapitular, la falla de la función protensional que afecta la estructura temporal se refleja en la falla del sentido de agencia y, por ende, del sentido básico de autoconciencia. Eventualmente, este vacío de expectativas es llenado por una hiperreflexión que busca darle sentido a la experiencia. Por último, la experiencia fragmentada del tiempo termina por presentar los momentos de la conciencia —los esfuerzos del sujeto por darle sentido a la experiencia— e incluso las propias acciones como una influencia ajena.

El rol de la experiencia de posibilidad —aplacada por la disfunción protensional— en la formación de la experiencia del esquizofrénico ha sido evidente desde un principio; pero hace falta explicitar lo que esto supone en la explicación perceptual, para entender que Fuchs caracterice la experiencia esquizofrénica como una “explicación patológica” (2005, p. 101). Como se dijo, la estructura temporal fragmentada implica una experiencia sinsentido —que requiere una interpretación activa—. Se trata de una tendencia en constante obstrucción. El esquizofrénico suele tener experiencias de sorpresa o perplejidad —como una constante modalización de negación—, debido a la protensión retraída que no logra generar expectativas coherentes con la situación del sujeto en su entorno. Adicionalmente, la falta de expectativas no inhibe la introducción de asociaciones inoportunas: “if protention is disturbed, the disactualization of unsuitable associations or impulses will also fail” (Fuchs, 2013, p. 86). No es simplemente que la tendencia no se desarrolle, sino que en su desarrollo abundan las obstrucciones. No solo se trata de una negación constante de sus expectativas retraídas, sino de la intromisión de asociaciones e impulsos incoherentes y del sentido de influencia ajena que las acompaña. El resultado es, entonces, lo que Fuchs llama una explicación patológica, que también puede describirse como una experiencia de saliencias aberrantes. Cabe decir, además, que este tipo de anomalías se presentan también en las demás dimensiones de la conciencia9 .



Conclusión

Para concluir, cabe reiterar la importancia de la estructura temporal en la constitución de una experiencia con sentido. A partir del análisis de tal base puede darse una explicación más precisa de la fenomenología de las anomalías psicopatológicas. Según se expuso, la depresión supone una experiencia que, si bien no deja de ser continua, se vuelve perpetua por la falta de una orientación hacia el futuro —lo cual explica la experiencia ralentizada del tiempo—. De manera similar, la perturbación de la estructura temporal en la esquizofrenia está ligada a un problema de la protensión, pero en este caso sí se rompe (fragmenta) la continuidad de la experiencia temporal. Así, el resultado de la esquizofrenia puede resumirse en una explicación patológica, mientras el resultado de la depresión se ve reflejado en la falta de interés y la predisposición a la inacción.

Finalmente, puede plantearse la pregunta: ¿cuál es la diferencia entre la anomalía protensional que conlleva una experiencia depresiva y la que conlleva una experiencia esquizofrénica? Claramente la depresión no suele implicar, por ejemplo, saliencias aberrantes. Esto quiere decir que la protensión no está afectada al punto de no poder anticipar el curso de la tendencia perceptual. En cambio, el problema está de principio en la falta de interés que no motiva la tendencia. El origen sigue siendo una reducción o carencia de experiencias de posibilidad, pero más específicamente de experiencias de posibilidad práctica —ligadas a proyectos, planes, compromisos, relaciones interpersonales, etc.—. En este sentido, hay algo que falta en la síntesis pasiva, pues la experiencia constituida no ofrece posibilidades. No obstante, contrasta con la experiencia del esquizofrénico en la cual la síntesis temporal está completamente quebrada.

Notas:

1 Correo electrónico: saflorezsa2@gmail.com / s.florezs2@uniandes.edu.co

2 Para una comparación sintética de las partes del debate, véase Fernández (2019).

3 La idea de cinestesia (movimiento corporal) como integrante de la tendencia perceptual es esencial para entender el sentido de agencia. Con este concepto se hace referencia al aspecto de la experiencia que se presenta como las posibilidades de movimiento del propio cuerpo. El sentido de agencia es fundamental, pues sobre este se funda la distinción entre sujeto y mundo, a partir de la cual la conciencia constituye su sentido básico de autorreferencialidad.

4 Nótese que al hablar de tendencia se presupone una experiencia continua. Las funciones que conforman la estructura temporal están necesariamente presentes en toda tendencia: atender a una escultura supone la retención de la experiencia anterior y la expectativa (indeterminada) de la experiencia siguiente, a cada momento mientras se rodea la escultura.

5 Adicionalmente, la explicación también puede ir más allá del objeto, para determinarlo con respecto a otros, es decir, determinar propiedades relacionales, por ejemplo, “estar encima de” (Husserl, §33 y ss.).

6 No es claro por qué Ratcliffe piensa que para Fuchs la depresión no supone una perturbación de la estructura temporal. En cualquier caso, Fuchs explicita lo contrario: “The psychotic culmination of this form of experience in delusions of indelible guilt or imminent death indicates that we are dealing here with a basal disturbance of constitutive temporality as well” (2013, p. 95).

7 Esta formulación se asemeja a la idea de affordance. Ratcliffe y Broome sostienen una crítica no solo a la noción de saliencia aberrante de Kapur, sino también al uso que podría darse de la noción de affordance para explicar la experiencia psicopatológica (pp. 14 y ss.). Esta segunda crítica no será objeto de análisis en este escrito, pues la primera es suficiente para alcanzar el propósito al que se apunta.

8 Esta es a grandes rasgos la idea de experiencia descorporalizada que Fuchs (2005) describe. Los objetos de conciencia se vuelven apariencias de su perspectiva subjetiva: “the patient is like the spectator of his perceptive processes” (p. 102).

9 Fuchs comenta que la alienación que se da en la percepción se replica igualmente en la afectividad y la intersubjetividad. Por ejemplo, presenta un testimonio de una experiencia de influencia ajena relativa a las propias expresiones faciales del sujeto (2005, p. 102).

Referencias

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Fuchs, T. (2005). Corporealized and Disembodied Minds: A Phenomenological View of the Body in Melancholia and Schizophrenia. Philosophy, Psychiatry, & Psychology, 12(2), pp. 95-107.

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